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Los grupos electrógenos en la Antártida

La Antártida es uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Con temperaturas que pueden alcanzar los -80°C y vientos de más de 200 km/h, la energía eléctrica es vital para las bases científicas que operan en esta región.

Los grupos electrógenos utilizados en la Antártida deben ser altamente resistentes y eficientes. La mayoría funciona con diésel especial, capaz de soportar temperaturas extremas sin congelarse. Además, estos equipos están diseñados con sistemas de calefacción interna para evitar fallos en el arranque.

En estaciones como la Base Amundsen-Scott, ubicada en el Polo Sur, los grupos electrógenos son la única fuente de energía durante los meses de oscuridad total. Alimentan laboratorios, sistemas de calefacción y comunicaciones, permitiendo la continuidad de investigaciones clave para el mundo.

El mantenimiento en estas condiciones es todo un desafío. Los técnicos deben trabajar con equipos protegidos contra el frío extremo y realizar revisiones constantes para prevenir fallos. Sin estos generadores, la vida en la Antártida sería prácticamente imposible.