El origen de los grupos electrógenos se remonta al siglo XIX, cuando se empezaron a utilizar motores de combustión para generar electricidad. Uno de los primeros modelos fue desarrollado por Nikola Tesla, quien trabajó en sistemas de generación eléctrica portátiles.
Con el tiempo, estos equipos evolucionaron para volverse más eficientes y accesibles. Durante la Segunda Guerra Mundial, los grupos electrógenos jugaron un papel clave al suministrar energía a bases militares en zonas sin acceso a la red eléctrica.
En la actualidad, existen modelos que funcionan con diésel, gas e incluso energía renovable, adaptándose a las necesidades de diferentes industrias y sectores.
Desde sus inicios hasta hoy, los grupos electrógenos han demostrado ser esenciales en la vida moderna, garantizando electricidad en situaciones críticas y en lugares remotos.