Los aeropuertos son infraestructuras críticas que dependen de un suministro eléctrico constante. Desde el funcionamiento de las torres de control hasta el alumbrado de las pistas y los sistemas de seguridad, una falla en la energía puede generar caos, retrasos y riesgos para los pasajeros.
Para evitar este tipo de problemas, los aeropuertos cuentan con grupos electrógenos de respaldo que se activan automáticamente en caso de un apagón. Estos equipos están diseñados para soportar altas demandas de energía y garantizar que sistemas esenciales como las luces de aterrizaje, el control del tráfico aéreo y los sistemas de equipaje sigan funcionando sin interrupciones.
Un ejemplo de la importancia de estos generadores ocurrió en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta en 2017, cuando un apagón dejó en tierra cientos de vuelos y afectó a miles de pasajeros. Desde entonces, muchos aeropuertos han reforzado sus sistemas de energía de emergencia con grupos electrógenos más potentes y eficientes.
Además de la seguridad, estos equipos también permiten el funcionamiento continuo de los servicios aeroportuarios, como los sistemas de climatización, las puertas automáticas y la iluminación de las terminales, asegurando una experiencia fluida para los viajeros incluso en situaciones adversas.